30/5/11

Poesia barata aunque cara






EN MIS TINIEBLAS TE SIEMBRO

DE DIA ATORMENTAS MIS NOCHES

DE NOCHE ATRAVIEZAS MIS DIAS

CON LA LUZ TE FUISTE

DE ELLA VINISTE

ADONDE FUISTE

MAR QUE ME HACES DAÑO

ARENA DE MIS DIAS

ESPUMA DE MIS ORILLAS

ABRAZO POR ABRAZO

DIA POR DIA

CUERPO SOBRE CUERPO

AMARILLO COMO TU APELLIDO

BLANCO COMO MI NOMBRE

OLEAJE DEL DESAMPARO

ME DESTRUYES

TE CONSTRUYES

SOL QUE ME CALMA

PERO AULLA TU AUsENCIA

2/5/11

Una mente brillante




Sábado por la mañana en Santos Lugares. Sábado gris de otoño. Sábado ventoso lleno de hojas amarillas que se vuelan. Las mismas hojas que le gustaban a Ernesto pisar para solo sentir el crujir y creer en el otoño. Sabato ha muerto. La noticia del día. Inmediatamente prendo el televisor y veo las imágenes. Me pongo triste. Muy triste. Una mente brillante. Un humanista. Las lágrimas se me caen y no puedo detenerlas. Con el se ha muerto una parte de mi infancia. De mis recuerdos de aquella época en ese club y esa casona que espiaba de chica cuando terminaba de hacer gimnasia deportiva. Me conmueve demasiado. Noventa y nueve años es demasiado. Un siglo de vida. En cierto modo, una eternidad para este hombre engranaje. Pienso en ir al velatorio, pero no me gustan nada los velorios. Son puro rito e hipocresía donde el dolor se comparte. Pienso que yo lo sufro aquí sola. Que no tengo que compartirlo, pero quizá si, despedirlo, pero lo despido en mi mente también, pero pienso que estoy en Santos Lugares, a unas cuadras del encuentro y que no puedo no ir, porque luego me lo reprochare. ¿Como no despedir a un hombre que revoluciono mi cabeza a los quince años cuando leía la historia de Juan Pablo Castel y María Iribarne? ¿Como no identificarme con ese hombre obsesionado hasta la muerte con María? Tanta intensidad. Tanto cuestionamiento sobre la existencia humana. Tanto desbordamiento y locura. ¡Tanta idealización hacia María que es la única en el mundo quien lo comprende! Ja ja, gracias Ernesto. En fin no podía dejar de ir. Curiosamente por la red antisocial hablo con Amelia, que también pretende ir a despedirlo, pero no quiere “ir” sola…
Así que ahí estaba yo, un sábado claroscuro gris, con lágrimas en los ojos, a las seis y media de la tarde, esperando a una desconocida llamada Amalia en la estación de Santos Lugares, a metros de los eucaliptos donde aprendí a andar en bicicletas sin rueditas. Y ahí íbamos nosotras, dos chicas anónimas que compartían el dolor por la misma persona, a un velatorio atípico.
Con Amalia, era la primera vez que hablábamos y apenas intercambiamos frases sobre el tema. Caminamos dos cuadras por la calle Lavoisier y al doblar a la derecha, una multitud de gente esperaba en la entrada. ¡No podía creer la curiosa forma en la que volvía al club de mi infancia! Me acerque a la entrada de la casa de Ernesto y todos los recuerdos y olores se me vinieron encima. Todo estaba casi igual. Tantos árboles. Tanto verde. Tantas plantas. Un precioso lugar en el mundo adornado ahora con mensajes de los vecinos y de la gente que ha venido a despedirlo. “Gracias maestro” “Gracias por tanta genialidad” etc. Mucha emoción los carteles. Y las flores tiradas sobre la tierra. Con Amalia hablamos muy poco, no era el momento quizá. Y entonces entramos al Club Atlético Defensores de Santos Lugares, al C.A.D.S.L o simplemente al DEFE  y subimos al primer piso y ahí estaba el cuerpo de Ernesto, descansando en un cajón en el mismo lugar donde yo practicaba danzas clásicas cuando tenía diez años. Una gran flipada para mi cabeza. El club. Ernesto. Las escaleras por las cuales me tiraba por la baranda. El escenario detrás donde alguna vez escribí en un corazón: “Vanessa Y Flavio”. El escenario donde vi por primera vez a los trece años a Los Fabulosos Cadillas y a Soda Stereo… y ahora todo eso estaba allí de nuevo acompañando al dolor por la perdida inconmensurable de una mente brillante y lucida Una explosión de imágenes en mi cabeza y un “Nunca mas”.
Recordando a Juan Pablo Castell:
Confieso que uno de mis peores defectos es el que siempre he mirado con antipatía y hasta con asco a la gente, sobretodo a la gente amontonada... En general la humanidad siempre me ha parecido detestable”
En el Salón de Primavera de 1946, donde presenté un cuadro llamado Maternidad, el cual tenía un detalle sobre una ventanita, se veía una escena pequeña y remota: una playa solitaria y una mujer que miraba el mar. Nadie se fijó en esta escena; con excepción de una sola persona, nadie pareció comprender que esa escena constituía algo esencial”
Una tarde, por fin, la vi. por la calle.... la verdad es que muchas veces había pensado y planeado minuciosamente mi actitud en caso de encontrarla”
“El amor se convierte en obsesión cuando la otra persona ocupa el lugar más importante y casi el único en la escala de prioridades del sujeto. “Mis sentimientos durante todo este periodo oscilaron entre el amor más puro y el odio más desenfrenado, ante la contradicciones y las inexplicables actitudes de María”
Me acerqué a su cama y cuando estuve a su lado, me dijo tristemente: ¿Qué vas hacer Juan Pablo?, poniendo mi mano izquierda sobre sus cabellos, le respondí: tengo que matarte, María. Me has dejado solo... Un súbito furor fortaleció mi alma y clavé muchas veces el cuchillo en su pecho y en su vientre”

¡GRACIAS POR TANTA GENIALIDAD!