11/4/11

No te vayas con amor o sin el






Luego de casi, diez u once años, si mal no recuerdo, vuelvo al teatro Caliban a ver una obra de Norman Briski en el barrio de San Cristobal, Montserrat. ¡Que grandiosos recuerdo caminar por la calle México y San José! y esperar a que las puertas se abran para entrar a las clases de teatro aquellos años pasados. Tanto tiempo ha pasado desde la última vez que la adrenalina me sube por las piernas como en esos años. Todo esta igual. El mismo clima pero con baños nuevos y una cartelera gigante y poemas escritos en la pared que antes no estaban. Me gusta volver a verme ahí dentro luego del último adiós de mi parte y la renuncia a todo ese mundo teatral que deteste y aborrecí por muchos años. Pero ahora ya estoy en paz. Hace años que he hecho las paces y puedo concurrir tranquilamente a ver nuevas obras de teatro y pasármela bien. Movilizarme. Tener nuevas ideas. La obra en cuestión se llama: “No te vayas con amor o sin el”. Titulo sugerente para mi condición emocional eterna. Es una obra interesante que muestra varios aspectos de las relaciones de dependencia y poder entre dos personas, entre dos clases, entre dos seres humanos. Una obra completamente Briskiana y delirante en ese punto inigualable que crea Norman con palabras infinitas que nos dejan preguntándonos una y otra vez que hacer con el deseo y con el vacío. ¡Como organizar el deseo! Me ha quedado grabada para siempre en el centro de mi memoria. He oído sus palabras una y mil veces en mi adolescencia y hoy puedo decir que realmente ha hecho un printing en mi vida su persona, mi maestro preferido; a quien abrasé fuerte, Norman Briski. En fin, se las recomiendo a todos los que quieran ingresar en otros universos, en el de los propios demonios. Luego el final y los aplausos donde me emociono casi siempre con los aplausos al ver las caritas de los actores que dejan su alma sobre las tablas. Y la obra termina y a mi el titulo me queda orbitando en la cabeza y llego a la conclusión que ya he superado esa etapa en donde no soportaba que alguien se vaya, con amor o sin el, pero que se vaya. Lo entiendo perfectamente, pero ahora prefiero que se vayan y tener la libertad de la libertad. Atravesar el vacío y construir desde allí. Desde un nuevo espacio virgen. Siempre hay espacios vírgenes para llenar y construir y a mi eso me fascina. Por lo pronto, me quedare un tiempo mas en Buenos Aires disfrutando de la creatividad que me brinda esta ciudad loca que amo y mientras tanto mi amor B vive un summer wine eterno en Koh Tao (isla a la que pienso visitar cuando visite el suroeste asiático) y nos vamos viendo virtualmente y escribiéndonos propuestas indecentes y lujuriosas todo el tiempo. La vuelta será entre tiburones y cochas? Aun no lo sabemos. Lo que si sabemos que nuestro amor sigue latiendo letalmente al ritmo del tsunami…

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