4/6/11

Golondrina del mundo


Y con este frio, me gustaría que estés aquí para ponerme las medias, calentarme las manos y respirar de tu elixir, mi elixir, respirar de ese aire en forma de humo que sale por la boca cuando hace frio. Y para jugar, como cuando éramos chicos a sacar el aire e intentar escribir palabras con el aliento sobre la ventanilla de un coche o de alguna ventana que dé al infinito. Y tu desconcertado y volado, dibujas una flor en el aire que huele a destino donde el amor se llama pronto. Y tú tan urgente y ferviente, y yo tan plena y ausente, y los dos di vagantes del aire haciendo-nos humo, haciendo-nos uno. Y aunque tu cuerpo este lejos mi corazón está cerca del tuyo y estoy en tu cabeza, como tú te has colocado en la mía. Y no es poesía. No es poesía. No es poesía. Y tu golondrina del mundo, ave fénix del universo, bebedor de mares azules, embriagador de tormentas fugaces, desenlaces felices, tu niño pequeño tan rubio como el sol, tan celeste como la mar, tan borracho como un faraón, tú, aquí me tienes, entre tinieblas, perpetuándote, mi príncipe mendigo, mi rey esclavo, mi amor y odio: Mi.



Y tu silueta cuerpo delgado en las sombras reflejando a un gigante andando de un lado a otro, de una ciudad a otra, de una isla a otra, de un atlántico a un Mediterráneo, a un Pacifico. Y tu inclinado sobre la arena, durmiendo en un bosque inventado, con camas como arena, con arenas por cama, con brisa como almohada, con sol como abrigo y con licor como amigo y conmigo como testigo.

El barco ebrio

" Mientras descendía por Ríos impasibles,
sentí que los remolcadores dejaban de guiarme:
Los Pieles Rojas gritones los tomaron por blancos,
clavándolos desnudos en postes de colores.
No me importaba el cargamento,
fuera trigo flamenco o algodón inglés.
Cuando terminó el lío de los remolcadores,
los Ríos me dejaron descender donde quisiera.
En los furiosos chapoteos de las mareas,
yo, el otro invierno, más sordo que los cerebros de los niños,
¡corrí! y las Penínsulas desamarradas
jamás han tolerado juicio más triunfal.
La tempestad bendijo mis desvelos marítimos,
más liviano que un corcho dancé sobre las olas
llamadas eternas arrolladoras de víctimas,
¡diez noches, sin extrañar el ojo idiota de los faros!
Más dulce que a los niños las manzanas ácidas,
el agua verde penetró mi casco de abeto
y las manchas de vinos azules y de vómitos
me lavó, dispersando mi timón y mi ancla.
Y desde entonces, me bañé en el poema
de la mar, lleno de estrellas, y latescente,
devorando los azules verdosos; donde, flotando
pálido y satisfecho, un ahogado pensativo desciende;
¡donde, tiñendo de un golpe las azulidades, delirios
y ritmos lentos bajo los destellos del día,
más fuertes que el alcohol, más amplios que nuestras liras,
fermentaban las amargas rojeces del amor!
Yo sé de los cielos que estallan en rayos, y de las trombas
y de las resacas y de las corrientes:
¡yo sé de la tarde, del alba exaltada como un pueblo de palomas,
y he visto alguna vez, eso que el hombre ha creído ver!
¡Yo he visto el sol caído, manchado de místicos horrores.
iluminando los largos flecos violetas,
parecidas a los actores de dramas muy antiguos
las olas meciendo a lo lejos sus temblores de moaré!
¡Yo soñé la noche verde de las nieves deslumbrantes,
besos que suben de los ojos de los mares con lentitud,
la circulación de las savias inauditas,
y el despertar amarillo y azul de los fósforos cantores!
¡Yo seguí, durante meses, imitando a los ganados
enloquecidos, las olas en el asalto de los arrecifes,
sin pensar que los pies luminosos de las Marías
pudiesen frenar el morro de los Océanos asmáticos!
¡Yo embestí, sabed, las increíbles Floridas
mezclando las flores de los ojos de las panteras con la piel
de los hombres! ¡Los arcos iris tendidos como riendas
bajo el horizonte de los mares, en los glaucos rebaños!
¡Yo he visto fermentar los enormes pantanos, trampas
en las que se pudre en los juncos todo un Leviatán;
los derrumbes de las aguas en medio de la calma,
y las lejanías abismales caer en cataratas!
¡Glaciares, soles de plata, olas perladas, cielos de brasas!
naufragios odiosos en el fondo de golfos oscuros
donde serpientes gigantes devoradas por alimañas
caen, de los árboles torcidos, con negros perfumes!
Yo hubiera querido enseñar a los niños esos dorados
de la ola azul, los peces de oro, los peces cantores.
Las espumas de las flores han bendecido mis vagabundeos
y vientos inefables me dieron sus alas por un momento.
A veces, mártir cansada de polos y de zonas,
la mar cuyo sollozo hizo mi balanceo más dulce
elevó hacia mí sus flores de sombra de ventosas amarillas
y yo permanecía, al igual que una mujer, de rodillas...
Casi isla, quitando de mis bordas las querellas
y los excrementos de los pájaros cantores de ojos rubios.
¡Y yo bogué, mientras atravesando mis frágiles cordajes
los ahogados descendían a dormir, reculando!
O yo, barco perdido bajo los cabellos de las algas,
arrojado por el huracán contra el éter sin pájaros,
yo, a quien los Monitores y los veleros del Hansa
no hubieran salvado la carcasa borracha de agua;
Libre, humeante, montado de brumas violetas,
yo, que agujereaba el cielo rojeante como una pared
que lleva, confitura exquisita para los buenos poetas,
líquenes de sol y flemas de azur;
Yo que corría, manchado de lúnulas eléctricas,
tabla loca, escoltada por hipocampos negros,
cuando los julios hacían caer a golpes de bastón
los cielos ultramarinos de las ardientes tolvas;
¡Yo que temblaba, sintiendo gemir a cincuenta leguas
el celo de los Behemots y los Maelstroms espesos,
eterno hilandero de las inmovilidades azules,
yo extraño la Europa de los viejos parapetos!
¡Yo he visto los archipiélagos siderales! y las islas
donde los cielos delirantes están abiertos al viajero:
¿Es en estas noches sin fondo en las que te duermes y te exilas,  millón de pájaros de oro, oh Vigor futuro?

¡Pero, de verdad, yo lloré demasiado! Las Albas son desoladoras, toda luna es atroz y todo sol amargo:
El acre amor me ha hinchado de torpezas embriagadoras.
¡Oh que mi quilla estalle! ¡Oh que yo me hunda en la mar!
Si yo deseo un agua de Europa, es el charco
negro y frío donde, en el crepúsculo embalsamado
un niño en cuclillas colmado de tristezas, suelta
un barco frágil como una mariposa de mayo.
Yo no puedo más, bañado por vuestras languideces, oh olas,
arrancar su estela a los portadores de algodones,
ni atravesar el orgullo de las banderas y estandartes,
ni nadar bajo los ojos horribles de los pontones"

ARTHUR RIMBAUD



 

3/6/11

Infinito Punto Rojo

“Toda gran pasión desemboca en el infinito”


Escribe mi amigo Michel Houellebecq. Y estoy totalmente de acuerdo. Pero: ¿Qué es el infinito? ¿Existe? ¿Cuánto dura? ¿Tiene tiempo y espacio? Si una gran pasión desemboca en el infinito quiere decir que no acaba nunca, que es eterna o termina en la nada, porque la nada también es infinita. Esta idea me aterra. ¿Qué haría yo el resto de mis días si mi gran pasión desembocara en el infinito? ¿Soportar el peso de la cruz de la pasión eternamente? Es que de esta manera no puedo avanzar, ni continuar, pero avanzar; ¿Hacia dónde? ¿Hacia el infinito? ¿Hacia qué? ¿Hacia el destino? ¿Puede el cuerpo de uno con el de un otro ser la gran pasión? ¿Puede el cuerpo de un otro convertirse en un gran banquete? ¿En un magnifico deleite? ¿Es conformarse con poco solo anhelar un cuerpo en este mundo? Un cuerpo que no es un cuerpo cualquiera. No es cualquier mirada. No es cualquier pulsación vital. La manía se me ha metido tan adentro que me ha jalado los huesos. La palabra obsesión me ha tatuado todo el cuerpo. Es una palabra que me queda chica. ¿Pero se puede amar sin estar obsesionado? El amor sano es posible, ¿Pero a que sabe? ¿Tiene gusto a algo? ¿Se puede amar sin esperar nada a cambio? ¿Quién es sano? ¿Quién está sano y salvo? Solo las madres con sus hijos quizá puedan lograrlo, pero ni siquiera por que ellas también querrán que las quieran, que no las rechacen. Obsesión es una palabra que me acompaña hace un largo rato. Obsesión B Intrínseca. Mala compañera que te has metido dentro mi alma. Y sin amor no se puede hacer nada en la vida.



Amor es todo lo que hay. AMOR.


A- MORT. (Sin muerte)


“Es mejor reinar en el infierno que servir en el cielo”


John Milton

2/6/11

Jackson Pollock & Edvard Munch


EL GRITO / MUNCH



Estamos a finales de mayo. Aquí en América de sur, más precisamente en Buenos Aires ha comenzado recientemente el otoño y los días comienzan a ser grises y las hojas amarillas. La gente esta pálida y con la nariz colorada, estornuda o tiene gripe y se queja del frio.
A mí me gusta el otoño y el olor a otoño y los colores del otoño, aunque piense en el verano donde mis emociones se estabilizan un poco con la luz. El otoño me tiene triste, pero claro, no es el otoño quien me tiene triste. No es el otoño ni el invierno ni la primavera ni el verano. Es algo espantoso que se desplaza por el aire y me visita por las noches. Sobre todo a mitad de la noche, casi de madrugada, a la hora del lobo, ahí es cuando me visita y se instala en mí con un peso que me hunde hasta los confines de la tierra. El sin sentido es mi aliado desde la adolescencia, es bienvenido. No lo odio, ni estoy en desacuerdo con él, pero tristemente me opaca la existencia y en esta estación del año, se hace más difícil. Aunque está presente en las cuatro. Se acerca y parece querer quedarse junto a mí desplazando de lugar a mis ilusiones, a mi alegría, mi dicha, mi felicidad, mi cara de buena y mi simpatía, haciendo del espacio, adentro y afuera, un lugar cerrado. ¿Qué hice yo para merecer esto? ¿Ser humana? ¿La condena es para todos igual? ¿O algunos las sentimos más que otros? ¿La sensibilidad me jodio la vida? ¿O todos estamos jodidos? Tengo un pasado que me gusta. Un presente que me disgusta y un futuro que me encanta. Me gusta el amor. Me gusta el placer. Aunque el amor es una ficción inventada y el placer una realidad tatuada en la piel…

1/6/11

Go insane


¿Por qué no estamos ahora mirándonos a los ojos? ¿Por qué la noche es inmortalmente larga y sombría sino estas a en mi lado? ¿Por que cuando te miro percibo todo el mar en primavera? ¿Por qué nos cruzamos con las motos de los hermanos franceses aquella noche en la ruta irradiada exclusivamente por la luna? ¿Por qué te mire así y me miraste de aquella manera que soles mirarme? ¿Por qué vi en ti " Todo el mar en primavera"? ¿Por qué la noche esta estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos? ¿Por qué tus manos son como las de un obrero con clase y dinero? ¿Por qué tienes que tener esas manos? ¿Por qué el mar de tus ojos me hace daño? ¿Por qué tus rodillas son de pollo y arroz? ¿Por qué solo respiro sobre la mancha rosada de tu cuello? ¿Por qué la mancha de tu cuello es mi escondite preferido del universo? ¿Por qué quiero vivir en la mancha de tu cuello? ¿Por qué me perdí en tu mirada? ¿Por qué me disipé en tu cuerpo? ¿Por qué te abandone en Barcelona y me aleje de ti? ¿Por qué no me pongo a tomar cocaína contigo? ¿Por qué la luz que nos unió ahora nos separa? ¿Por qué te amo incomprensivamente en un eternum presente y en un eternum forever and ever? ¿Por qué te veo hasta en la sombra de mi alma? ¿Acaso eres mi espejo? ¿Acaso te veo en el espejo que no quiero verme? ¿Acaso el espejo me devuelve lo que no quiero ver? Y si por si acaso quiero seguir viéndote en el espejo; te pido que me devuelvas la luz que me arrebataste antes de que venda mi alma al diablo…