21/10/08

La tierra de la tortura mental


Como he llegado hasta aquí? Por que estoy aquí? Cual es el hilo esplendoroso y etéreo que me sujeta, que me estrangula, que me sofoca y no me deja respirar? Tengo una venda sobre los ojos. No puedo oler. No puedo ver bien de cerca. De cerca solo encuentro dolor. Lagrimas. Sangre y secreción. Odio este calabozo. La jaula de oro. Mi propia celda. Es un invento que edifiqué y quiero demoler totalmente. El derrumbe ha comenzado parcialmente. El desplome sobre mi pecho. Hombros. Sobre mi piel. Veo los muros caerse. El suelo mustio. La humareda que desprende el derrumbe y me ahogo con solo observarlo. Veo un camino tortuoso. Veo una puerta en el fondo de un pasillo oscuro. Voy caminando por ese callejón y no siento el suelo ni el techo. El pasillo es la eternidad. He caído en un pozo sin suelo ni techo, eterno. No tengo techo. No tengo pozo. No tengo eternidad. Solo camino. Camino. Camino. En el fondo se que al final alcanzare la puerta. La otra puerta. Estirare con énfasis la mano, la abriré y escapare y al final seré libre. Como el viento. Como el mar. Como las partículas de la lluvia. Sin dirección. Sin silencio. Sin secretos. Abriré la puerta y aullidos mudos atravesaran el resto de las murallas. Con su agudeza, la derribaran. El odio mudo de este momento será mi salvador. Mi ángel. Mi pequeño ángel. El odio mudo al liberarse me salvara y me indicara el camino hacia un próximo pasillo, pero esta vez la puerta no estará cerrada en el fondo. Será una puerta abierta y se encontrara a mitad de camino. No existirá mayor esfuerzo. Todo será con calma. La armonía se respirara en el aire. Ya no habrá grises. Ni oscuros. Ni claroscuros. Solo brillos. Brillos paradisíacos y de colores que bañaran mi alma y la pena se ira. El dolor se diluirá con un escueto suspiro. Con una plegaria compuesta. No perteneceré más a la tierra del tormento. De la tortura mental.
Solo el amor puede sostenerme y aquí ya no lo encuentro.
Su corazón esta reseco.

14/10/08

And then the Angels Forget to pray for us... so long Vanessa


Tarde más de treinta años en enamorarme de Leonard Cohen. De su música, de sus letras, esta claro. Amo a Cohen. Nadie narra tan notoriamente las sensaciones en canciones como Leonard. La turbación que existe en sus canciones expresa afinadamente mi estado de ánimo. Son perfectas. Desde el comienzo al fin. La poesía. La manera en que relata la historia. Su voz. Lo que me va contando. El ritmo. El clima que engendra cada sonido. Estoy tan enamorada de Leonard que voy a utilizarlo como banda sonora de mi vida actual. “And the angels forget prade for us… so long Vanessa…” Pues aquí estamos. Aquí estoy. Sentada sobre un baúl que guarda pinturas en el balcón de B. Miro el cielo. Esta gris. La luna destella de costado. Su luz irradia la oscuridad de la noche y mi rostro esta cubierto de lágrimas una vez más. Estoy agotada de este auto – encierro. Del mal que me estoy haciendo. Del abuso emocional que se interpone entre B y yo. Ya no quiero a B con toda mi alma. Ya no soy tan feliz a su lado. Quiero salir, pero no puedo. Quiero huir de aquí, pero me quedo. Hay una parte mía que goza con la mierda. Hay una parte mía que aun tiene ilusión, pero es inútil. No puede haber ilusión al lado de un toxicómano. De una abusador de emociones, de un vampiro chupa sangre. Siento la misma proporción de odio hacia B como tanto amor. El odio es lo mismo que el amor. El amor es lo mismo que el odio. Hay una débil línea invisible entre ellos. El matrimonio mata al amor. No puedo concebirme felizmente casada. Va por días. Es muy enigmático. Como todo en mi vida. Y ya estoy harta de lo ambiguo. De lo que roza con el límite. De la imperfección. Quiero volar. Conocer más metrópolis. Gente de todo el mundo. Vagabundear por islas. Tener un amor en cada puerto. Quiero caminar. No me gusta el agua estancada. Quiero irme a Nueva York y ver pinturas de Basquiat y Pollock. Quiero dormir en el Central Park y que me detenga la policía basurera. Quiero ver un concierto de Leonard solo para algunos. Quiero otra cosa. Ir a una entrevista en el “Cientology Celebrity Centre” y hacerme pasar por una devota religiosa de la iglesia y delirar con el otro mundo que se respira dentro de la cienciología y llegar a mi casa y morirme de risa una y otra vez. Quiero usar el detector de mentiras que invento Ron Hubbard. Luego quiero irme de copas y besar a Kimber de Nip Tuck. También quiero follarme a Jim Morrison y bailar sobre su tumba. No quiero estar encerrada con B y ser una infeliz/ ama de casa desesperada. Nuestro mundo se viene abajo y en parte es lo que quiero…

7/10/08

840 horas Contigo


Llevo 35 días metida dentro de esta casa. 5 semanas, 840 horas y miles y miles de minutos. El tiempo no existe. Me he detenido en el o el se ha detenido en mi. La temporalidad es mi hermana, mi amiga, mi enemiga mas intima. He traspasado el orden de los días. Las mañanas son noches eternas y el alba cae dos o tres veces al día. El crepúsculo me acaricia. El atardecer me humilla. Las sabanas me llaman y tu piel se esfuma en estas palabras sin sentido o con un sentido crucial únicamente para mí. Que puede importarle al resto del mundo? Dos seres con pocos escrúpulos se mezclan, se acarician, se acercan, se huelen, se odian, confían, tienen ilusión en un mañana aun por dibujar. En un mañana que se cae a pedazos y se hace trizas en el porvenir imaginario. Dos seres rotos que intentan reconstruirse contra viento y marea, que intentan cambiar, mejorar y aun así disfrutar del envenenamiento del amor, de las toxinas que segrega la carne, del juego del infierno. La libertad ya no me pertenece como antes. Me siento presa. Victima de mí. Presa en libertad. El amor es un juego esquizofrénico. Maniaco depresivo. Un juego perdido. Es un juego que me atormenta pero que al final tiene sentido, tiene motivos: El único sentido potable de estar vivo.