29/6/09

Bestias Enjauladas

Me he muerto de asco por unos largos días y ahora todo se ha transformado nuevamente. He vivido situaciones de viento en contra, de alergia a la humanidad, de falsas amistades, de gente de mierda sin códigos, de bares y de fiestas sin música en una isla de clonación constante y vacío. Vacío como el cielo sin nubes. Vacío como el mar sin agua. Vacío como el universo sin mí. Como mi corazón sin ti. También me he relacionado con la gente por que si, para probar el modo low life y por supuesto que en ese nivel no he conseguido estar ni ser ni permanecer ni creer ni na. Solo he conseguido oscurecerme y bloquearme y jugar a situaciones donde he sido una esclava de mis impulsos kamikazes, una prisionera de la pulsión vital, del cuerpo, de las simpatías del cuerpo, una puta esclava de mis emociones encapsuladas. Playa Levante, Ses Illetes, Sun Splash, Es Arenals, duermo en el bosque y me muero al sol. Luego cambio tu cuerpo por unos abrazos franceses y amanezco en una furgoneta amarilla en el bosque de Espujols. Un juego viciado. Con una gracia sombría. Más tarde me siento en la plaza como una hippie cualquiera con unos indocumentados. Me quedo horas sentada en un banco y veo a los punkis decorativos con sus perros confeccionando una libertad inexistente. Luego doy vueltas con mi nuevo amigo ibicenco y nos damos unos giros por Cala Embaster. Pienso que solo el amor puede sostener y que mis lágrimas hacen mucho ruido por la noche cuando no puedo dormir y que yo sin ti no descanso o descanso a medias. Pasan las horas y voy perdiendo el resto de las ilusiones. Luego me llamas después de tantos días de comportarnos como dos extraños y como una tonta que piensa con el coño voy a verte a tu casa de Escodol para consumarnos en un solo cuerpo y revolver los restos. Nos consumamos hasta marearnos y somos dos bestias enjauladas con jaulas y el resto queda hecho pedazos, hecho añicos. Y te quise tanto alguna vez…

15/6/09

Amor Placebo

Formentera. Días y noches. Noches y días. Formentera sin ti y sin mí. Formentera en soledad. Formentera siguiendo la luna o esperando la nueva. Los bares. La noche. Has sido mío alguna vez? Formentera sin agua. No la veo. Me meto al mar pero no tiene agua, ni peces, ni conchas. Ni agua. Me la he tragado. Como cada noche me trago la angustia de tenerte lejos pero cerca. A medio kilómetro duerme tu cuerpo del mío. Bajo el mismo cielo pero tan distinto ahora. Entro y salgo. Voy en bixi por todos los caminos pero ninguno me lleva a ti. Ese camino lo han asfaltado y en el mapa de la isla ya no figura. Mi bixi lo busca como te busca a ti sin buscarte. Te busca y se encuentra con un B que no quiere ver. Con un B sin letra. Despersonalizado, roto y borracho. Con un B que es mejor perder que encontrar. Voy y vengo. No te tengo. De la plaza de San Ferran al Gioviale. Del Gioviale a Cala Embaster. De Cala Embaster a la cueva. Entro y salgo de la cueva. Miro al cielo y escribo en la arena. Las olas del mar borran lo escrito. Escribo otra vez mas arriba. Las olas no llegan el cielo tampoco. Mi alma tampoco. Tu tampoco. Nadie. A lo lejos, nadie. Tres cuevas. Rocas. Eternidad y romanos. Barcos piratas con tesoros en los sueños. Piratas cojos. Yo coja. Mi debilidad coja. Defensa rota. Rota. Rota. Y el cielo azul que se me cae encima y me aplasta. No me deja ver alrededor. El paraíso esta fuera y el infierno dentro. El paraíso y el infierno hacen un buen contraste en esta isla. Van de la mano. Son mejores amigos. Respiran. Son. Se los ve juntos escondidos detrás de las piedras y de la arena y de las posedonias y de la luna y los faros. Todo es placebo. Sol placebo que me calma. Luna placeba. Arena placeba. Turquesa placebo. Destino placebo. Desayunos placebos. El amor es ilusión, me dice Vincent en La Mola. Amor: ilusión y camina en círculos buscando algo…

10/6/09

Piña en la cara

Luego de unos días maravillosos en Formentera, todo ha llegado a su fin nuevamente. Me he pasado días con B riendo, llorando y peleando como dos niños idiotas trágicos. Nadamos en Calo de San Agustín e intentamos con las nuevas bicicletas escurrir el nuevo porvenir. Pero claro, eso fue imposible. El destino de nuestros días volvió a facilitarnos la espalda. La magia de la isla que tanto amo se ha puesto en contra y me ha sacudido delirantemente en tan solo unas horas. Luego, B se ha ido a las seis de la mañana. Cogio sus cosas, la bicicleta y su mochila (que ayude a elegir en el Decatlón) y me ha dejado tirada, cubierta de desesperación y con las utopías rotas llorando en la cama. Íntegramente vulnerable ante la anárquica partida: La libertad y el control nunca irán de la mano y de ambas partes, no pudimos evitarlo. Así que aquí estoy ahora en la isla que mas adoro del mundo bañada en la pena. El sol y el color ya no me dan por la cara y todo lo que veía paraíso ahora es infierno. El sol ya no es amarillo ni me roza el cuerpo. Todo se ha transformado y ha mutado con la velocidad del viento de esta isla. Veo mi desolación en cada camino de tierra y siento al mar helado. Me he excedido y no registré el punto exacto donde hay que serenarse. No he registrado nada del otro. Solo he pensado en mí. En mi amor o en mi egoísmo o en mi obsesión o en mi delirio o falla mental o en ti B, solo en ti. En mi y en ti o en ti por mi. Pero mis ansias de sostener han quebrado el puente y un puente no se sostiene de un solo lado. Y ha habido mucho peso y el puente se ha ido a la mierda. He deseado tanto volver aquí contigo, para que? Pues para juntar los restos. Los putos restos. Los restos de nuestro amor. Los restos del diluvio. Las partículas elementales. Las partículas invisibles que quedaron en la arena. Tu cárcel en la mía. Mis sueños en tu cárcel de cristales rotos. Con veneno y edenes con residuos. Y madrugadas jamás. Y hastíos con violencia. Hastíos mudos. Y colores sombríos. Y la libertad para encerrarte. La he perdido. La llave se ha caído y parece que al fondo del mar… seré submarinista esta vez?

6/6/09

El viaje del Desencuentro


Luego de diez días intensos, vuelvo a Barcelona. Y otra vez para el aeropuerto de Gatwick con el tren Gatwick express desde Victoria y me despido con mucha alegría de un Londres lluvioso y penetrante. De un Londres que me hizo sentir como en casa y como la “Buda de los suburbios” de Hanif kureishi, pese al frío y a lo desconocido. Cojo el Ryanair otra vez y llego hasta Girona. Todo ha pasado tan rápido y ha sido tan bueno que no me lo puedo creer. Estoy muy feliz de haberlo vivido. Vuelvo a Vic, a la casa de Silv Vich, pero vuelvo sorpresivamente solo por una noche. Mañana he quedado con B en Drassanes, en el puerto de Barcelona para coger el barco de las veintitrés que nos llevara hasta Ibiza. Todo tiene la velocidad de un sueño. Cambio el invierno de Londres por el verano mismo de las islas en menos de veinticuatro horas. Y mi soledad, por B. Llego a Drassanes. Llego primera. Me siento en una plaza y a los diez minutos lo veo venir. Veintidós días después ahí esta. Con la piel mas morena que nunca, unas gafas de sol nuevas y tan precioso como siempre. Nos besamos y nos abrazamos una eternidad de cinco minutos. Contentos y felices con el sol de testigo, caminamos por la Barceloneta hasta los bares donde bebemos y bebemos y nos besamos y somos felices. Pero nuestra felicidad es tan efímera como el viento cuando sopla. Dan las diez. Trasmediterránea nos espera. Subimos a nuestro barco con todas las esperanzas de un verano juntos. De un verano mágico. Damos vueltas por todo el barco. El viento comienza a soplar. Dejamos el ancla. Zarpamos y miramos como la barca se aleja de la orilla. Luego vemos “Basquiat” en el ordenador a la luz de la luna. Somos felices. Luego visitamos los baños de mujeres del barco y borrachos hacemos el amor encerrados y dormimos tan abrazados como solo los enamorados pueden hacerlo. Y todo es real pero en el fondo todo es mentira y todo es una mentira pero real. Porque con el nada puede ser una verdad absoluta. Y antes de que amanezca, un ataque de celos irracional, que no puedo controlar, desvirtúa todo. Lo desvirtúa de tal manera que todo se quiebra. Se rompe. Se separa y se vuelve a quebrar. Y lloramos y reímos y nos distanciamos y nos escapamos y nos perseguimos y así hasta llegar a Ibiza y cruzar a Formentera como dos locos enjaulados que pelean por salir, por su libertad que se derrite en el aire, que pelean por que esta en la naturaleza de nuestra sangre clavarnos puñales hasta sangrar, sangrar y volver a sangrar…