11/7/09

LOST 5 TEMPORADA


La temperatura esta elevadísima en Formentera, la isla del sol. Debe haber 49 grados a la sombra. Salgo del Km. 9 y cojo la bicicleta hasta San Francesc. Voy al Gioviale. Me encuentro con la peña Formenterense de cada día. Algunos van a conectarse a la web otros por el pica pica y otros a mirarse entre ellos y a ser mirados y tomar birras. Yo voy a mirar, esta claro. Pero miro y miro y miro cada día y miro pero no veo nada. Estaré quedándome ciega? Veo a mi amigo Vincent que quiere que ahora diga que es de Pakistán, entonces veo a mi amigo Vincent from Pakistán y me dice: “Mon Amour, nothing happen in this island”. Pues: “Nothing new happen”. “It a big true”. Nos aburrimos de los rostros de siempre. Nos vamos al faro de Es Cap. Nuestro faro preferido de todos los tiempos. Es una preciosura. Una irrealidad. Un sitio detenido en el espacio. El triangulo de las Bermudas. La tercera dimensión y ahí estoy yo. Ahí me encuentro. En ese camino de lo abstracto. Llegamos y hay músicos tocando tambores y flautas. Cambia la escenografía del faro con música de fondo. Al faro lo imagino desnudo, en silencio, con el sonido del viento y el mar y los rayos del sol y más tarde la luz de la luna creciente. Pero esta vez esta musicalizada la sintonía FM Faro de Es Cap. Seguimos caminando con Vincent. Vamos por las piedras rodantes hasta los acantilados. Caminamos y pateamos las piedras como dos niños. Luego juntamos las piedras una arriba de otra y pedimos deseos. Vincent me cuenta que su familia es de la aristocracia belga. Que sus antepasados son de la nobleza. Que nunca va a crecer. Que quiere ser un niño eterno y comer nutella en la playa todo el rato hasta morir al sol. Luego me dice que el rey de España, Juan Carlos el rey de España, es su sobrino. Me río media hora casi del comentario y se pone serio y asegura que el rey de España es su sobrino y que también lo son muchos de los otros presidentes del mundo. Que tiene muchos sobrinos presidentes y que le tienen miedo, que por eso se esconde en Formentera, para no tener que oír las pavadas que dicen los sobrinos del mundo y que no quiere ser padre de familia ni meterse a vivir en una sociedad, que no encaja en el mundo y que solo quiere hacer el amor y comer chocolates forever. Le digo que somos dos. Que tampoco encajo. Que no soporto la cadena. Ni las rutinas. Ni la mía propia. Y que no tenga mapa en este mundo y que quiero un nuevo amanecer, que me lleven los alienígenas y que quiero comer chocolate cada día y quemarme los ojos con el Ulises de Joyce y cerrarlo y volverlo a abrir y encontrar en cada palabra una respuesta a mis miedos, mierdas, mitos, mirrors. Entonces estamos en la isla de Lost, somos los pasajeros del vuelo Mediterranean Flight y nos llaman los: “Two del Mediterranean” y prontamente encontraremos el helicóptero que nos sacara de esta isla mágica y maldita y alguna piedra la moverá, le dará un sacudon y la isla desaparecerá y ya no habrá ni rastro de nada.
B se hundirá o subirá al helicóptero conmigo?

6/7/09

B -Side


A través de los sueños te encuentro y te huelo azul y digo que no, que basta, que se ha acabado, que solo quedaron los restos de una fantasía que se instalo en nuestros cuerpos y que hemos confundido el deseo con la realidad hace rato y que no nos hizo nada bien ni a ti ni a mi ni a nuestros futuros amantes. Todos los amaneceres, atardeceres, días enteros con sus noches, cenas y almuerzos y restos y verdes y flores y lunas llenas, tu cuerpo desnudo, tu cuerpo marcado y consumido por el mío cubierto, no han sido suficientes para sostenernos, levantarnos, girar la cabeza y solo oír el mar. Tus labios inflamados ya no rozan los míos. Solo pronuncian palabras agraviadas y dolorosamente rotas. Tus labios que soñé tus labios sobre los míos ya no cruzan la puerta; van directo al olvido por el camino tajante de la cruda realidad. Ya no seré para ti ni tu para mi como lo fuimos y soñamos alguna vez por separado. Quisiera apuntarme en un curso donde me enseñen a decir: “Basta”, “No”, “Se acabo”, “This is the End” pero parece que nunca consigo plazas ni vacantes en la escuela de las despedidas. Solo consigo vivir atormentándome con tu sombra y la que quedo de nosotros vida de mi vida. El arte del hartazgo ha entrado en mí y me atraviesa las tripas y me las revuelve y vuelve. Quisiera quemarte. Incendiar tu casa con un barril de gasolina, tus libros, tu yo, tu alma podrida, tu ropa interior, tu agua estancada en la pena, tu hipocresía, tu inhospitalidad y tus palabras huecas. Cuidado: voy a prenderte fuego. Quisiera no extrañarte tanto y poder dormir. Quisiera creerme que no vales nada. Que eres un alcohólico perdido, un frustrado y un mal parido, pero solo consigo llorar y llorar lágrimas tras lágrimas que dejo caer al mar de Formentera, la isla que nos unió y me presento al dolor color turquesa de tus ojos. Quisiera salir de esta isla de sol y dejar de quemarme, de quemarte, comenzar otra vida, tener amnesia y poder dormir. Quisiera no conocer el bosque de Mitjorn ni la luz de las estrellas ni a las piedras ni el desierto de tu alma fría y errante. Quisiera. Quisiera. Quisiera no ser yo y poder dormir. Quisiera acabar este juego inmundo y repetir: NO y caerme de la risa al escupirte un No sobre tu bello rostro. Solo vives en mi absoluto porque lo palpable que vi en ti ya no es real. Has sido un invento de mis emociones, una creación, una fabricación del tiempo de tantas noches perdidas, has sido un robot y ahora solo eres mi Frankenstein y así como te cree un día y te di vida, te di la mejor de la vidas, la inalcanzable y toda poderosa y fascinante vida, así como te di esos colores, esos brillos y flores, muy pronto acabare con ellos y con ella y te matare.
Tenía tanto que darte… pero Adiós bestia. Disparo en tu corazón.

3/7/09

Asi hablo Formentera

Son las doce de la noche de un martes cualquiera del último día del mes de junio del año dos mil nueve y estoy dentro de la furgoneta blanca que esta detenida a unos metros de la casa de B sobre la arena. Recién termino de cenar unos spaghettis con sabor a mar y ajo. B duerme de costado hace tres horas como mínimo. Dentro hay ropa y libros tirados. “Así hablo Zaratustra” descansa sobre un pareo. Hay conchas de mar. Restos de comida por comer. Botellas de agua Solans de cabra. Papeles en blanco y dos corazones en llamas. Me he pasado semanas alternando entre el bosque de Mitjorn y la furgo y de la furgo al bosque y con suerte, algunas tardes, he caminado hasta el mar a unos cien metros. El Km. 8.9 se ha transformado en una realidad paralela para mí. Es un camino de ida. Como abrir una puerta oculta o invisible y perder las llaves. Es un camino con muchas piedras agujereadas como su nombre. Un camino de tierra y piedras de unos trecientos metros o un poco mas, con alguna que otra casa en el medio y luego al final, a lo lejos, el mar. Y las estrellas. Y el viento. Es un camino único que me tiene hechizada. Paseo x aquí con mi bicicleta y es todo un ensueño pero muy real. Aunque la realidad es relativa. La mía lo es por estos días junto a B. Ya he perdido el sosiego y la alegría que he traído de Londres. He perdido la sonrisa de Buenos Aires y solo me queda una mueca delgada que suspira por algo mejor. Me queda el gesto ese que no me gusta. El impuesto. El de la obligación o el compromiso por un mañana mejor. Formentera tiene estas cosas. Puedes vivir el infierno en el paraíso sin proponértelo. Las ataduras entre las personas son tan tangibles y tan esclavas y tan marcadas y estipuladas. La mía con B se ha deteriorado hace rato. Esta marchita. Va marchitándose un poco más día a día aunque de forma inconciente queramos evitarlo. De forma conciente no queremos evitar el deterioro. Pero existe un lazo invisible de oro que nos une y nos hace esclavos del desamor, de la falta de respeto y de la cobardía. He pasado noches enteras pegada a su cuerpo mirando las estrellas más hermosas del universo y respirando Formentera. Tragándome la isla de un solo trago. Pero no ha sido suficiente para sanarnos. La naturaleza no es suficiente. Ni la escenografía más maravillosa del mundo puede salvarnos. Ni los rayos del sol que nos dan por toda la cara. Ni el azul turquesa posedonia. Ni la arena. Ni las cuevas. Ni las rocas. Ni la espuma del agua, ni la de nuestros días…