Todo pasa. Nada queda. El dolor en su máxima expresión ha pasado. Las cicatrices han quedado recientes. Son solo marcas que cicatrizaran con el andar y los nuevos aires. B ha vuelto, como siempre, de todas partes, ha vuelto. Hemos pasado unos días iguales a los de antes, o sea con all inclusive, con todo el combo que incluye el poder relacionarnos. Una semana en un hotel en el centro donde no ha faltado nada: alcohol, coca, putas, comida cara, lágrimas, humo, sexo, noche, insomnio, porno, discusiones, nuevos planes y amor incompleto, amor imperfecto. Que amor? Según el diccionario etimológico de las palabras el termino amor deviene de una palabra compuesta del latín, donde “A”, significa “sin” y “mor” es una contracción de la palabra “mortem” que significa “muerte”, entonces Amor quiere decir: sin muerte, por lo tanto el amor es eternidad… y en nuestro caso en particular, este amor es la mismísima muerte del amor, o sea seria una relación de Mor, sin A.
Mor. Mor. Mor. Y así y todo, con lo que significa el término de nuestra relación, nos fuimos a Retiro y nos compramos unos billetes en un autobús cama con destino a la Patagonia. Y veintitrés horas después, aquí estamos en un Bariloche que no veía hace mas de diez años que no ha perdido el encanto y donde el viento que sopla es seco y frío y llega a relajarme y refrescarme el alma, mente, corazón, sentimientos, conciencia, reflexiones y todo lo que tenga que ver con las emociones que he atravesado y pretendo curar. La cabaña que encontramos es preciosa, en el medio de la nada y a doscientos metros del lago Nahuel Huapi. Estamos rodeados de árboles pinos y las montañas de fondo hacen de esta historia un cuento ficticio pero lleno de fantasías como estos decorados que no son más que ilusiones en una historia que llego a su fin hace rato y nos cuenta tanto pero tanto acabar… Eternidad!!!
Mor. Mor. Mor. Y así y todo, con lo que significa el término de nuestra relación, nos fuimos a Retiro y nos compramos unos billetes en un autobús cama con destino a la Patagonia. Y veintitrés horas después, aquí estamos en un Bariloche que no veía hace mas de diez años que no ha perdido el encanto y donde el viento que sopla es seco y frío y llega a relajarme y refrescarme el alma, mente, corazón, sentimientos, conciencia, reflexiones y todo lo que tenga que ver con las emociones que he atravesado y pretendo curar. La cabaña que encontramos es preciosa, en el medio de la nada y a doscientos metros del lago Nahuel Huapi. Estamos rodeados de árboles pinos y las montañas de fondo hacen de esta historia un cuento ficticio pero lleno de fantasías como estos decorados que no son más que ilusiones en una historia que llego a su fin hace rato y nos cuenta tanto pero tanto acabar… Eternidad!!!
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