19/4/10

Te querre siempre


Físicamente me he separado de B hace más de diez días. Nuestros cuerpos por fin han tomado la distancia que necesitaban para echarse de menos y oxigenarse. Mi cuerpo ha quedado en Buenos Aires y el suyo partió para Barcelona. Mi mente ha quedado vagando por todos los sitios hermosos que hemos estado en este verano y mi corazón en el suyo. Es desgarrante partir, despedirse, abandonarse, decirse: “Adiós, hasta pronto mi amor”. Hasta que el sol nos vuelva a juntar. Hasta que volvamos a elegirnos. Hasta que el viento sople para el mismo lado. Hasta que deseemos lo mismo. Pero no se puede desear lo mismo. El deseo es singular y nosotros juntos somos singular anulando el plural. Y lo que necesitamos realmente es poder ser singular en plural, o sea, estando juntos. Es que aun no hemos aprendido el verbo “Ser” sin el otro. “Somos” pero para el otro y eso no nos satisface en el fondo porque somos egoístas y queremos ser para nosotros mismos y la idea de vivir por y para el amor, al final, se desvanece. No se puede vivir del amor. Cantaba Calamaro. Y no, no se puede, porque siempre quedara una cuenta pendiente, deseos insatisfechos, resentimientos. Y si lo dejamos ir, quedara la duda, de lo que pudo haber sido. Y si no me ama? Mañana me amaran otros. Y así sucesivamente, nos conformamos y vamos tejiendo nuestra tela de araña del amor. El amor es una tela de araña: Es invisible. Tenebroso y muy frágil. Y se rompe muy fácilmente. Ahora me da un poco de nostalgic los días que hemos vivido aquí en Buenos Aires: La luz del pisazo de Guatemala entrando por la mañana, el supermercado “Disco” de la vuelta, la cama gigante blanca hermosa, el salir a comer afuera cada día como turistas absortos, el sofá de Tres Sargentos, el boggie de Buzios y tu cuerpo doradísimo por el sol, la aerosilla del cerro campanario de Bariloche y los dos gorros que nos compramos iguales para el frío, los hoteles en el centro, las promesas incumplidas, tu cuerpo en el lago un día de frío, las patas de cordero con ajo, tu voz, tu voz, tu bello rostro y los ojos del mal celestes, ayyy, te amo tanto mi amor, te quiero tanto y te querré siempre…

5/4/10

El viento a favor


Aquí estoy, diez días después de dejar el sur atrás. Aquí estoy en un ciudad que navega en mi memoria y en ella se queda para siempre el coche cama desde Bariloche hasta Buenos Aires, los chocolates en rama, el cuarto de hotel con vista al lago en el 7 de Febrero, la lluvia helada de la ultima noche y tu cuerpo metido en la bañera a las tres de la madrugada plagiando a Jim Morrison y tus ojos cerrados en el agua y mis brazos intentado rescatarte del otro mundo y mi enfado y mis ganas locas de dormir y de tener un vida corriente sin nadar contra ella. Aquí y para siempre, de aquí a la eternidad los últimos diez días en mi casa, preparando ensaladas de camicama cortaditos en trozos como hilos y lechuga y mucha salsa de soja y tu, y tus ganas locas de estar mejor, de dejar el vicio maldito y ser un buen hombre. Entonces aquí estamos viviendo la despedida cada día como si fuera el último, sabiendo que nos encontraremos cuando nos hayamos renovado, cuando cada uno pueda tener una vida propia sin necesidad del otro continuamente. Una misión extremadamente difícil luego de pasar años viviendo en la misma sintonía, sin sintonizarnos quizá. Y ahora comienza otra vida para ti y otra vida para mí donde intentaremos vencer las obsesiones y dejar atrás el mal trago, la incertidumbre, las agresiones y el mal rollo. Una nueva vida que seguirá siendo la misma pero soplaran otros vientos y huracanes que nos llevaran donde queremos estar. Por lo tanto, nuestra despedida esta llena de encuentros y así vivimos y así venimos viviendo, entre encuentros y despedidas eternas. Entre llegar y partir. Entre ciudades y soles e islas y montañas y casas en el bosque y los bosques siempre estarán a nuestro alrededor y nuestro sueño lo seguimos viviendo sin condiciones ni tiempo y con viento a favor… OH mi amor! Tú adormeces toda marea en mí…