15/12/08

El Cumpleaños


Hace frío en Barcelona. Mucho frío. Y la temporada invernal históricamente aun no ha llegado. Llevo puesto un gorro con piel, calcetines largos, pantalones, botas altas y guantes. El factor climático me da mucho mal humor. Me veo la piel blanca amarilla verde agua. Busco el recuerdo dorado del color del verano y no lo encuentro. Sigo en la casa de B de una forma muy ambigua. Voy y vengo y en mis pensamientos ya no estoy aquí ni allí. No estoy ni en Barcelona ni en Buenos Aires y solo se que me quiero ir, pero todavía no puedo. Estoy viviendo un tiempo suplementario. Un tiempo que muere en partes. Es como si estuviera sentada en el banco de los suplentes de un partido de futbol y alguien moviese las piernas por mí. Como si fuera un extra. Un figurante aterrado por dar un paso al frente, atrás o al costado. Un figurante aterrado de miedo que solo pone el cuerpo y sus sentimientos tan solo por aparecer en escena. La vida al lado de una persona permanentemente alcoholizada cada día me resulta más insoportable y complicada. 7, 8, 10 litros de cerveza lo convierten en un alcohólico? Cual es el limite? Donde esta el Stop? En mi caso tampoco puedo ponerlo. Aun no he podido huir del desengaño. Estoy en la casa de B encerrada en mi capsula voladora. A medida que contemplo los fracasos de las relaciones humanas, tiendo a embutirme mas adentro. Cada día intento llegar hasta el fondo y me veo haciendo cosas que no quiero hacer. Me veo frecuentando gente que me produce odio a la humanidad. Me veo intentando controlar su mundo y me doy asco. Las once de la noche de un martes moribundo. Estamos a punto de cenar. Pitan el timbre. Es el vecino de la finca de al lado invitándonos a su cumpleaños. Juahh. Odio al vecino inoportuno. Cambio de planes. Como un barrilete sin hilos, B quiere cambiar de planes. Entonces, de repente: CAMBIO DE PLANES. A la mierda la cena. A la mierda la intimidad entre dos. A la mierda, solo tú y yo. No quiero ir a ese cumpleaños. No quiero tener que hablar con gente por obligación. No quiero relacionarme por que ocupo un espacio en un espacio cerrado. No quiero sonreír sin sonreír. Y no puedo decir que no voy por que no quiero dejar solo a B. Tengo que controlar a B. No quiero dejarlo ni un minuto solo. No quiero que hable con otras mujeres. No quiero que se divierta sin mí. Ya se que doy asco. Pero no puedo. Lo intento, pero no puedo. Entonces, a pesar de que mi verdadero “Yo” no quiere ir a ese cumpleaños, mi otro yo no lo duda ni un instante y camina hacia allí. Y el resto es terrorífico, el resto es opaco. El resto me hace mal a la salud. Me daña el organismo. Los sentimientos. Entonces estamos en el cumpleaños. Es un ambiente pequeño. Con todas las ventanas cerradas. La música es horrible. Suena mal y esta muy fuerte. Todo esta lleno de humo. La gente entra y sale y yo sonrío sin sonreír. Hablo sin hablar. Me muevo sin moverme. Digo: “Si”. “no”. “Claro”. “Of Course” y “Felicidades” mientras que B bebe un trago tras otro. Me quedo quieta en el medio de la fiesta y solo puedo pensar en las plantas en el balcón de B. Solo ellas crecerán cuando esta ciudad y yo hayamos caído…



1 comentario:

Anónimo dijo...

salud y feliz fiestas mon amooouur sunsplaaaaaaaaaaaaaaasahhhhhhh jejejejejejeje aquaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa dolcezaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
me encanta la historiaaaaaaaa aunque hay mucho frioooo quierrooo caaloorrrrrrrrrr