Estoy en el aeropuerto de Madrid, luego de pasarme unos días un tanto raros en la ciudad castiza. Me acerco a la ventanilla de mi Vueling con destino a Ibiza y me informan sobre una huelga de controladores aéreos que durara unas cinco horas. Joder. Me cago en el aeropuerto de Barajas. Doy una vuelta por la nueva T4 y me siento a comer una rica ensaladita mientras espero y en el bar a mi lado se sientan dos chicas rubias tenidas con unos acentos un tanto anormales que no logro definir de entrada. Una de las rubias lleva puesta una camiseta de Bob Dylan pero apuesto el cielo que no tiene ni idea quien es. Es mas, en mi móvil suena Lay Lady Lay como ringtone y ella ni se da vuelta. O sea, no sabe que canta Bob, o sea, para que mierda te pones una camiseta de un extraño? Se siente cool con una cara de un hombre mayor en la camiseta. El show comienza cuando entre ellas se produce el siguiente dialogo. Deben tener veinticinco años o así. Rubia 1(la que parece mas pequeña) Rubia 2 (la de la camiseta de Bob)
Rubia 1: Es muy chevere llegar a la ciudad de Ibiiiiiza todas bronceadas por el sol.
Rubia 2: Obvio, es very soul llegar así
Rubia 1: Cuando estuve en Londres fue cooly
Rubia 2: Te acuerdas como se llamaba el aeropuerto?
Rubia 1: No, realmente no me interesan esas cosas.
Rubia 2. Se llamaba Heatrow. H. E. A. T. R.O. W
Rubia 1: Mi novio se ha quedado en Puerto Escondido.
Rubia 2: No importa. Tienes que pensar en ti y en los vestidos que vamos a ponernos estos días.
Rubia 2: Hoy vamos a cenar al Pacha y ya nos quedamos allí all night.
Rubia 1: obviously
Me giro asombrada y creo que el dialogo es de mentira, pero no, ellas dejan su alma en cada oración. En fin, luego de cinco horas con las rubias de fondo, subo a mi vuelo y en cincuenta minutos estoy en Ibiza, la isla blanca. Es maravilloso ver Ibiza desde el aire y sentir tocar el mar cuando el avión esta por aterrizar planeando sobre el agua. Luego al bajar soy irremediablemente feliz. Los colores y olores me curan de todo el mal, aunque sea por unos días. Y luego lo de siempre, cojo el autobús hasta el puerto y el barco a Formentera, paraíso hallado hace algunos años en el cual pasare el resto de mi vida, al menos por temporadas. Paraíso al cual estoy obligada emocionalmente a volver. Atada a Formentera for ever. Atada a este sol. A estos azules. Al olor que me calma. A este mar que me devuelve felicidad en toneladas. Atada for ever…

1 comentario:
Jajajaja!! Menudas niñas más pijas te encontraste. Me ha gustado leerte, por el momento. Voy a ver que has escrito mas abajo.
Un saludo.
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