Las despedidas siempre son amargas, pero esta vuelta no quiero ser dramática por excelencia y hago una fuerza tremenda por contener las lagrimas cuando abrazo a mi nona de ochenta y ocho años, lo mismo cuando abrazo a mis padres en el aeropuerto y lo mismo, cuando acaricio a mi perro. Y por primera vez en años, lo logro, apenas se me caen algunas y las intento disimular, por que sino entro en una locura ordinaria y me muero por dentro al dejar a los seres que amo e intento no pensar en esto de separarse de los cuerpos de los otros, del amor que me generan. Intento ser fuerte y practica y me digo a mi misma, coño; a vivir tu vida. Vivir su vida. Una peli de Godard que me ha gustado mucho aquellos años cuando me la pasaba viendo todo el cine de la Novelle vague posible y me deleitaba con el romanticismo francés. Y en estos años de mucha novelle personal me subo a un avión con destino a Madrid que me devolverá a algún paraíso futuro. Hago una apuesta por el futuro, cuando se con puño y letra que el futuro no es mas que una ilusión. De todas formas aquí estoy, cruzando el océano por vigésima vez o algo así. Y las esperanzas son muchas y los sueños se multiplican y las lamparitas de mi mente están prendidas, pese a todo el tsunami de emociones que he vivido los últimos días. Y quizá luego todo se convierta en una mera ilusión, pero de todas formas, quiero y necesito vivir la aventura, el sin rumbo o el rumbo errado; el camino que venga. Esta vez no iré a tu piso de Riera Blanca, porque este no existe mas, ni tampoco iré a buscarte a ningún sitio, por que de momento Asia me queda lejos. Entonces me conformo con el presente y me paso unos días en un Madrid que destila sudor y sol a rabiar y la temperatura sube hacia los cuarenta grados y todo en mi cambia. Del invierno más duro paso en doce horas a un verano infernal y odioso donde lo único que se puede hacer es quedarse debajo del aire acondicionado hasta las once de la noche ya que la luz ilumina hasta las diez. Y me encuentro con una amiga y paso unos días en una urbanización en un hotel entrando en el coche por el parking y diciendo en recepción que soy la profesora de ingles que viene a darle clases a la huésped. Y así me paso tres días camuflada en un hotel riéndome a carcajadas y sonándome los mocos, supongo que de tanta lagrima que me he tragado.

2 comentarios:
J'adore Nouvelle Vague c'est excellent.
Julia
je tambien, merci
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