Ninguno de los dos esta bien de la cabeza. Es evidente que el problema no es solo suyo. Es la destructiva conjunción de ambas personalidades. Es una atmosfera que se alimenta en cadena y o en círculos viciosos. Ojala aprendiese a ser un espiral. Pero no, siempre el puto circulo que no me lleva más que a seguir los puntos de la circunferencia para volver a lo mismo. Mi maestro de teatro Norman, decía que había que vivir en espiral y dibujaba formas de espirales sobre el pizarrón mientras que dividía las escenas. En ese entonces, yo no entendía mucho lo del espiral, podía imaginármelo, pero no entendía mucho de lo que estaba hablando, claro, tenia diecinueve años y me comía al mundo. Hoy en día, pienso que el mundo me ha comido a mí o que yo me deje comer por el mundo. En fin, lo que quería contar que mi relación con B no ha funcionado una vez mas. Se ha hecho polvo y ha quedado reducida al placer del polvo. Eso no se ha perdido y calculo que no se perderá nunca. Muchas peleas fuera de si, mucha violencia emocional y malentendidos estresantes día a día sumados a mis ataques de celos y posesión que me desequilibraron como cuando tenía quince años. C´ est la vie. Creo que no se amar de otra manera. De una manera pacifista desapasionada y normal como aman algunos europeos. Voy a buscar algún curso para aprender a amar como ellos. Amar con distancia y frialdad y mucho egoísmo sobretodo.
Nos hemos despedido espantosamente en un hotel de Ibiza. Lo que iba a ser una noche llena de encanto se convirtió en una sala de urgencias de cualquier hospital. B se ha pasado la noche vomitando tras una intoxicación con Gambas que nos comimos un día antes en El Pelayo. Además de vómitos, ha tenido treinta nueve grados de fiebre y diarrea toda la noche hasta las cinco de la mañana, hora que logro dormirse. Por lo tanto, me la he pasado cogiendole el pelo en el baño para que vomite y poniéndole la mano sobre la frente con paños de agua fría hasta que se durmió. Nada de noche de rosas y sexo desenfrenado. Ha sido una noche de perros. Y así, nos dejamos ir, prometiéndonos un reencuentro quizá mas adelante. Así diciéndonos que nos perteneceríamos para siempre mas allá de que nos acostemos con otros y tonterías del para siempre jamás. Al otro día, un poco más aliviados y menos enfermos, hicimos el amor una vez más y nos despedimos. B cogio un avión en el aeropuerto de Ibiza y yo volví a subirme al barco para cruzar a Formentera nuevamente. No hace falta escribir que volví a partirme en cuarenta pedazos rotos que explotaban con las olas del cruel y hermoso mediterráneo…

No hay comentarios:
Publicar un comentario